Con el verano llegan muchas cosas buenas: las vacaciones, el calor y por supuesto; los festivales musicales. Simplemente, no hay nada mejor que pasarse tres maravillosos días disfrutando de lo bueno de la vida: amigos, buenos conciertos, calor agradable, cerveza fría, comida chatarra y playa.
Los festivales grandes son geniales pero a decir verdad, los festivales pequeños también tienen su encanto y justamente les vengo a hablar del Xtreme Fest: Un festival de 3 días que se lleva a cabo en Cap Decouverte, al sur de Francia, y que cuenta con una asistencia de aproximadamente 2000 personas.
En principio, Cap Decouverte es un parque recreativo de verano que cuenta con diferentes atracciones, entre ellas un espacio para espectáculos en donde se realiza el Xtreme Fest. También hay un skate park, un campo de minigolf, una pista de mini karting, un terreno de paintball y lo mejor de todo: una playa artificial que es de acceso gratuito para todos los asistentes del festival y a la que llegas a través de un lindo paseo en telesilla. Así que en vez de pasar la mañana y parte de la tarde (el festival arranca a las 16h00) durmiendo, puedes aprovechar de las inmediaciones del lugar. Además, hay que aclarar que no es muy buena idea quedarse en el camping, o como me gustaba llamarlo: aglomeración de pequeños hornos. No hay muchos árboles y el sol te golpea sin piedad. Adicionalmente, tampoco había baños suficientes y los que había se dañaban a cada rato. En consecuencia, los arbustos de los alrededores terminaron convirtiéndose en urinarios improvisados. Y dice la leyenda que solo había una ducha de agua caliente, pero cómo nadie sabía en dónde estaba, teníamos que bañarnos en una especie de plataforma que tenía 4 mangueras de agua helada, en donde te olvidabas del pudor mientras te enjabonabas las nalgas en frente de todos. La vida del rock.
¡Viva la playa!
La verdad, es un cuento chino eso de que los metaleros aborrecemos la playa. La playa es un placer y cuando hace calor, no hay nada mejor que sumergirse en el agua.
Así que las “franelas negras de monstruos” (como les dice mi mamá), las cadenas y las botas militares se quedaron en la arena, y en el agua se metió una horda de metaleros a refrescarse y a prepararse para varios días de concierto.
Primer día del Xtreme Fest.
La llegada fue un poco engorrosa porque no había suficiente señalización y la que había no nos llevaba a ninguna parte. Después de una buena hora dando vueltas, encontramos la entrada del lugar, buscamos nuestros brazaletes, nos fuimos al camping a armar nuestra carpa y partimos a la zona de conciertos.
Del camping a la zona de conciertos hay que caminar unos 15 minutos. El paisaje es súper agradable y hay árboles de moras en el camino, puedes agarrar algunas para el postre (no sé si está permitido. Por favor, no me lleven presa).
En la zona de conciertos te recibe un rinoceronte gigante que lleva una cresta rosada; me pareció guapetón. Hay dos tarimas: una al aire libre y otra dentro de una sala bastante espaciosa que cuenta con un palco excelente para descansar o hacer una siesta (yo hice varias). En la tarima exterior se hacen los conciertos de hardcore y punk, y los conciertos de metal en la tarima techada.
El viernes empezó con Guillotine: una banda de death metal MUY SERIA que no solo contaba con integrantes jóvenes sino que con presencia femenina también; y esto es siempre inspirador. Una guitarrista, una bajista y una vocalista estaban entre sus filas. Solos, doble pedal, gritos y mucho headbanging. Así empezó el festival, con una muestra de nuevos y jóvenes talentos del metal. Esperanza en el futuro.
Terror Shark dio inicio a la fiesta. Solo había una regla: poguear. Quien no nadase en la olla, era devorado (o apartado a un ladito). Hubo mucha energía, tiburones volando por todos lados y hasta una tabla de bodyboard a la que te podías subir para hacer crowdsurfing. En definitiva, a quien le gusta pogear, le gusta Terror Shark. Hardcore y empujones. Después de Hatesphere y Nostromo, que estuvieron excelentes y pusieron a todo el mundo a saltar, aproveché la presentación de Septicflesh para dormir un ratito en el palco. Hay quienes dicen que es una de las mejores bandas de metal que hay hoy en día. Ya trataré de pillarlos en el futuro.
Si esto no es amor, no sé qué será.
Lo mejor del viernes fue sin duda Carcass ¿cómo no adorarlos? Papá Jeff estuvo brutal como siempre, como si los años no lo hubiesen tocado. Interpretaron clásicos como Buried Dreams, Heartwork y Exhume To Consume, así como varios temas de su no tan nuevo álbum Surgical Steel. Como buena fangirl estuve en primera fila, y durante todo el concierto tuve al frente a Ben Ash. Sí, es cierto que Ben Ash es un nuevo integrante y que la mayoría preferiría enfocar su atención en Bill Steer, pero hay que admitir que Ash es un excelente música, además ¿no es de los metaleros más hermosos que han visto? De Carcass no solo me llevé un súper buen concierto, sino un guiño de ojo de Ben Ash y una pajuela que él mismo me dio, de mano a mano, al final de la presentación. Si esto no es amor, no sé qué será.
Segundo día del Xtreme Fest.
El sábado fuimos temprano a la playa y luego nos preparamos para la jornada de conciertos de ese día. Cabe acotar que la comida del festival no estaba mal, había variedad y suficientes puestos para abastecer a todos. Los emparedados de carne y las papas fritas nos llenaron la barriga y nos dieron fuerzas para mantenernos de pie.
Lo mejor de este día fue sin duda Ultra Vomit, que más que una banda es un show de comedia; chistes con distorsión y batería. Me atrevo a decir que ese fue el concierto en donde más gente hubo, y que por ende, también fue uno de los más esperados. De ellos, es todo lo que puedo decir porque las bromas tenían demasiadas referencias culturales y juegos de palabras como para ser enteramente comprendidas por mi nivel B2 de francés. Pero más allá de la barrera del idioma, lo disfruté… aunque todos se rieran y yo no.
El día terminó con Abbath, que llegó enfermo junto al resto de su banda porque aparentemente comieron algo que les cayó muy mal. De la poceta a la tarima y de la tarima a la poceta, Abbath se las arregló para dar un buen concierto y los fans lo agradecieron. La moraleja es que a los hijos de Satanás también les da diarrea.
Tercer día del Xtreme Fest.
Un último chapuzón en la playa en el último día del festival. Cita a las 18h30 para ver a Mars Red Sky y pasar un buen momento de relax con este trío de stoner psicodélico. De lo más interesante que se está haciendo en Francia en la actualidad. Más tarde descubrí a Thundermother: una agrupación de chicas que hacen un rock and roll bastante agradable pero muy genérico. Una vez mi mamá me dijo que si no tenía nada bueno que decir, mejor era que no dijera nada pero ¿en dónde queda la honestidad (y la diversión)? La verdad, disfruté la presentación de Thundermother, pero sinceramente, me parece que no tienen nada de innovador. Hacen “música de sala de espera” o de esa que se pone de fondo en una reunión con amigos, suena bien pero no es algo que provoca detenerse a escuchar. Además, ¿no les parece que la canción “It’s just a tease” se parece DEMASIADO a “who invited you?” the The Donnas?
Después fue el turno de Kadavar: pantalones acampanados, camisas entreabiertas y botas puntiagudas. Llegaron un poco tarde y tocaron con instrumentos prestados porque tuvieron problemas con el transporte de los suyos, pero todo salió a la perfección. Fue una fiesta de los 70s. Lindemann y su guitarra fueron el rey y la reina de la celebración. Yo baile, tú bailaste y todos bailamos.
Me saqué las plataformas y la minifalda de flores para ponerme unas vans e irme a escuchar Pennywise. La/el joven inconforme que todos llevamos por dentro salió para hacer acto de presencia durante la velada y todos cantamos con emoción Society, My Own Country y Fuck Authority. Sin embargo, la energía de la banda estuvo baja. Se nota que los años no pasan en vano, pero allí estaban nuestros chicos de California dando aún la cara, como tiene que ser. Fuck the government.
El gran y esperado final: Max & Igor Cavalera. Todos nos reunimos muy llenos de ilusión a esperar a un ídolo y leyenda del metal, el gran y único: Max Cavalera. Y allí estuvo, sí. En su nueva faceta de animador de eventos ¿por qué? Porque no es un secreto para nadie que Max está quemado desde hace rato y que ya la voz no le da para mucho, así que nos conformamos con su presencia, uno que otro intento de canto y frases motivacionales como “my friends. Come together and jump; Jump. Jump”. Al contrario, Igor estuvo a la altura, pero Max… ¿por qué no dejas que te recordemos en tu buena época? Te ves cansado. No obstante, tocaron los buenos clásicos: Roots Bloody Roots, Spit, Ratamahatta, Born Stuborn y una versión de The Ace of Spades que me dio un poco de pena. Qué lindo sería poder retroceder a los 90s para escucharlos ¡pero esto es lo que hay!
Así transcurrió el Xtreme Fest: amigos, calor, cerveza, música, playa artificial, carpa-horno, duchas heladas, moras, papás fritas y una tómbola que nunca gané (aunque jugué todos los días) ¡Así es la suerte! Los años pasan por encima a Max Cavalera pero dejan intacto a Jeff Walker. Ya quiero ver a Carcass otra vez.
El próximo Xtreme Fest se llevará a cabo del 2 al 5 de agosto. Más información en: www.xtremefest.fr
Ilustraciones y reseña por Krisbet Mendoza. Intagram: @krisalidav